TESTAMENTO DE ADRIANO |
TESTAMENTO DE HADRIANO
(en el cual Hadriano Mynsicht expone su última voluntad y parecer sobre la Piedra áurea de los Philosophos, revelando a los alumnos o Hijos del Arte y de la Sabiduría, todo cuanto ha alcanzado sobre ella)
A los discípulos y herederos del Grande Hermes Trismegisto y a la Posteridad, que tendrá presente y agradecerá el beneficio.
Aumentan otros con sus bienes, cuando se ausentan, o mueren, las haciendas y facultades, y también las opiniones de los que quedan; disponen otros sus cosas, tomándose el tiempo necesario con desvelos y malas noches; molestan con encargos a sus herederos con mandas o Legados de uno, dos y tres años sobre restituciones y cuartas partes, con lo cual les parece quedan beatificados y llenos de Gloria. Todos por lo regular hacen esto; pero yo quisiera hallar uno del número de aquellos hombres prudentísimos, que, cuando se trata de una materia, en que comúnmente todos se embrollan, y alucinan, y en que el mismo incurrió, disponga el apartar a sus herederos del error, señaladamente a aquellos cuyas Ideas, y riquezas son dirigidas por una codicia infernal, que les consume y distrae enteramente de la verdad. Mediante lo cual no os damos cosa que toque a Creta ni a Dédalo; ni estas cosas son las manzanas fugitivas de Tántalo.
Lo que se os presenta es el último honor de COLCHOS, señalando como con el dedo de los Reynos de Saturno; registrando, contando y notificando como verdaderas, las horas bienaventuradas de las Diosas. Aquí no se fingen o describen los Perfiles de Semiramis. Lo que se hace es confesar ingenuamente que todas las cosas de la Naturaleza consisten en el Sol, la Sal y el Azufre; y al modo que Ariadna con el hilo sacó a Theseo, del mismo modo sacamos y ponemos delante de los ojos el oficio abatido y mujeril de la Disolución y Coagulación; haciendo ver al mismo tiempo como dos veces de uno se hacen dos; y como estos dos se vuelven a unir, circulando y andando por rodeos.
Ultimamente contamos con recomendación, el FERMENTO; el uso de VULCANO, para la digestión, y la audacia del ADULTERO. No es necesario para esto del Arte adivinatoria, ni es preciso valerse de conjeturas, ni mucho menos de los progresos, últimas voluntades e interpretaciones de F Vascio, y del Pretano porque aun mas de lo que permite la Majestad y Dignidad del asunto, abrimos el Arqueo y descubriendo la materia damos el modo de hacerla inmaterial. En suma quebrando la cáscara, sacamos y entregamos limpia, y mondada la Almendra o médula que encerraba. No soy imitador del Testamento de Lulio, sino intérprete de él.
Así, pues, haced sacrificio de vuestros ánimos y ostentad que sois dignos de poseer tan gran Thesoro como el presente. Lo cual tendrá efecto cuando juntaseis en su Baño al suave, radical y agradable ósculo, la Naturaleza y la Madre Aphrodisea; con el cual podéis crecer y multiplicaros. Quedaos con Dios, herederos posthumos, y gozad con mucha salud de la confianza y encargo de Hadriano.
EL SIGLO DE ORO RESUCITADO
Buscando hallé, y purgué diversas veces;
junté y aun maduré, no sin acuerdo,
hasta que procedió la Aurea Tintura,
que se llama del Mundo único centro.
Después tantos escritos de Hombres grandes
varias figuras, dichos tan diversos
(Ingenuamente a todos lo aseguro)
los comprobé los vi y hallé ser ciertos.
Ya por fin conseguí la Medicina
de los metales, y de humanos cuerpos;
O por mejor decir, nació aquel punto
Divino, celestial, grande e inmenso.
TESTAMENTO DE HADRIANO
DE LA PIEDRA AUREA DE LOS PHILOSOPHOS
Aquí tienes, Lector, si a bien lo tienes
el Thesoro perpetuo, que te ofrezco,
hallado a costa de cuidados grandes
con auxilio de Dios, Rector supremo.
Si quieres, será tuyo, pues le ofrece
sin envidia, sin velo y sin rodeo
el Padre de la Luz, el grande Apolo,
como un Don celestial, sublime, inmenso.
A los hombres ingenuos comunico
mis Secretos movido por los ruegos
de los que dicen, es razón lo haga
para la utilidad, o común provecho.
Hágolo pues así, por mas que gruña
el Zoilo narigudo, y avariento;
De él hago poco caso, pues me basta
el tener un Censor de juicio recto.
Quiero decir un Sabio, pues me consta
que lo que diga no será indigesto;
Quien esto de consurar como se debe,
y el imitar los hechos de los buenos,
es cosa que a muy pocos la concede
Jobe: a los que forjó de Metal bueno
los manda y los dispone a que disciernan
lo encorvado, o torcido de lo recto.
A estos solo sujeto todo cuanto
dijere en adelante, pues confieso
que por el Don de Dios solos conocen
de la Fuente Dorada los Mysterios.
Porque como poseen Llave-Maestra
abren el Gabinete más secreto
de la Naturaleza, y se introducen
donde saben está lo más perfecto.
Aquel a quien entrar se le permite
(que sin disputa alguna es al Adepto)
al Philosopho, Alumno de la Ciencia
por favor del que rige Tierra y Cielo.
Le viene todo honor, oda abundancia
y un colmo de riquezas tan inmenso,
que en su comparación solo es pobreza
todas cuantas los Reyes poseyeron.
Salió a pública luz años pasados
un legítimo intérprete de mi genio,
bien que con el supuesto y falso nombre
de Henrique Madathan, y proponiendo
un Título sonoro, que decía
Resucitado Siglo de Oro; pero
como solo buscaba los aplausos
de la ventosa Plebe el Autor nuevo,
No se quien descubrió sus intenciones
al fingido Batylo, y con desprecio
justamente indignado el Padre Apolo,
declaró ser indigno de su Templo,
mandando que el honro que pretendía,
se diese al benemérito y modesto;
castigo ciertamente muy conforme
al que como Corneja usa lo ajeno.
Pero con todo esto no se crea
que en lo que en estos versos decir quiero
descubro claramente al Mundo ingrato
los Mysterios más dignos del aprecio.
Porque sería echar seguramente
las Perlas y las Piedras a los Puercos,
y no es bien que unas cosas tan sagradas
se profanen o entreguen a los perros.
No obstante por que acaso no presuman
que oculto aquel Talento que le debo
al Autor de los Orbes celestiales,
inefable hacedor del Universo.
Sepa, pues, la celeste Descendencia
que aquel Nuncio supuesto o Mensajero
despojado de Máscara engañosa,
confiesa que yo soy su propio dueño.
Así lo quiere Dios y lo publico
(dando en mi confesión un buen ejemplo)
con la formalidad que se acostumbra
en este mi presente Testamento.
Ahora solo pido al que heredero
el Depósito junto de mi pecho,
use de estos Arcanos como debe,
dando las gracias solo a Dios inmenso.
Y para que le conste en todo tiempo
legalmente otorgó Testamento,
he llamado a que sirvan de Testigos,
y authoricen el Acto con sus sellos
Herméticos, al buen viejo Saturno
a Phebo claro, al Paxaro Cylenio,
a Jupiter, a Marte, y Diosa Cypria
o Luna, que se vengan al momento.
Busqué y rogué también al Grande Hermes
(de Philosphos Padre verdadero)
que actúe de Escribano en este caso
por que fiarme de otro yo no puedo.
Con efecto hecho cargo de mi instancia
y de mis pensamientos bien impuesto,
lo fue notando todo muy despacio,
para ponerlo en su registro luego.
Otorgar de otra suerte a mi albedrío
sin testigos, sin firmas y sin sellos
sería un acto nulo, y al contrario
muy solemne con tales documentos.
Por lo que toca al fondo de riquezas
que mando y encomiendo al Heredero,
puede verle si gusta en este Escrito,
en donde se contienen por extenso.
Entre tanto deseo que guardado
en el Registro de Hermes muy secreto
permanezca y se muestre solamente
al hijo de la Ciencia verdadero.
Tened a bien se escriban estas cosas,
porque por vuestro honor es todo esto,
para Ingenios vulgares no conviene,
ni pertenece al necio, ni al protervo.
Por que además de que sería inútil
para el vulgo esribir, tengo por cierto
daría tal sentencia cual dio Mydas
cuando le hicieron Juez en aquel pleito.
Que Apolo y Pan tuvieron otro tiempo:
siniestro fue su juicio, y así digo
que en premio de su gusto tan insulso
dos orejas de Asno le nacieron.
Si el vulgo en estos hechos no le iguala
a lo menos posee igual celebro,
por que jamás aprueba cosa alguna,
si no conviene en todo con su genio.
Una Turba de gentes tan idiotas
es indigna de Arcanos tan inmensos.
Sólo el poder de Dios cuando se implora,
hace merecedor a alguno de ellos.
Para esto se requiere gran trabajo,
a la envidia, y sus tiros ser expuesto;
Pues quien teme el bocado de la Hydra,
nunca llegará a colmo su deseo.
Válgame Dios, y cuanto he batallado,
cuantas quimeras, sustos y tormentos
he sufrido, al compás que la gran Palas
me enseñaba la Ciencia allá en su Templo.
Qué envidia, qué calumnia, qué rencores.
Qué simplezas, qué obstáculos. No puedo
ponderar los esfuerzos inhumanos
que apartarme querían del intento.
De la Verdad el Amor venciendo sale,
venció la Ciencia amada con denuedo
O Ciencia, Ciencia más amable
que el Oro, que la Plata, y el Dinero.
Y con razón pues es más excelente
que todas cuantas cosas poseemos,
y vale más que todas las riquezas
que los Reyes más ricos poseyeron.
Salomón tuvo grandes opulencias,
las de Creso, sin duda, grandes fueron:
las de Sardanapalo, Rey de Syria
a las de los citados no cedieron.
Finalmente otros Reyes, Capitanes,
Grandísimos Thesoros adquirieron;
pero en comparación de la alta Ciencia
es comparar un átomo a los Cielos.
O para que me explique claramente,
es querer comparar un lago horrendo
con un manantial claro, suave y dulce,
que fecundiza y riega el Universo.
Estos arroyos, pues, de la Aurea fuente
si quisieres que broten, y cogerlos,
haz cuenta que es Ambrosía, Agua perenne
que los Dioses bebieron otro tiempo.
Este es aquel Licor, que aunque le busca
el ignorante, nunca llega a verlo,
porque cuando lo tiene entre las manos,
por fuerza quiere hallarle en los dos Reynos.
Vegetal y Animal; pero no halla
lo que busca ni hallarlo puede en ellos.
de suerte que se cansa vanamente
tales naturalezas inquiriendo.
También suele buscarle en varios casos,
que están muy apartados del intento:
pero encubierto el Arte en negras sobras
ridiculiza todos sus esfuerzos.
Así, pues, para que no te suceda
el andar entre tales devaneos,
observa cuidadoso cuanto digo,
por que en ello aseguras el acierto.
Buscarle sólo debes en las venas
Minerales que ofrece a manos llenas
en su Gremio cercano y abundante
la Madre universal Naturaleza.
En ellas le hallarás únicamente
y aunque por o exterior vil te parezca,
es el único origen de los Bienes,
y materia primera de la Piedra.
Esta es aquella Fuente pura y sacra,
este es aquel Licor, Agua bendita,
de los Philosophos Mercurial ornato,
Flor de oro, y riquezas infinitas.
Finalmente es el Tálamo o la Cama
Noble, rica, magnífica, exquisita
de dos Esposos nobles, cuyo semen
se prolifica en ella o multiplica.
Una fue la Materia de las cosas,
un Cahos, y un principio verdadero
de que produjo Dios Omnipotente
todo cuanto compone Tierra y Cielo.
Quiero decir que de una informe masa
lo visible e invisible procedieron
por virtud indecible comprendida
en el VERBO de Dios santo y excelso.
Así del mismo modo nuestra Piedra
de semejante Masa procediendo,
es compacta y confusa, pero en ella
escondidos están cuatro Elementos.
De la Naturaleza ya criada
contiene las Semillas en su seno
o vientre, del que sale un hijo noble
de Arte y Naturaleza único efecto.
Es preciso también tener presente
que lo que es la Materia de la Piedra
además de ser Madre de Metales
es capaz de tomar formas diversas
de todo cuanto vemos, y se saca
de los ocultos senos de la Tierra
en especial de orden que preside
el séptimo de todos los Planetas.
Es así, pero a todos los Metales
con su virtud gobierna nuestra Piedra,
por que seguramente es el Maestro
que rinde a todos con su fortaleza.
Esto debe entenderse cuando ocurre
el que alguno por arte se disuelva
en su primer Materia, porque entonces
lo hace poro ser de igual Naturaleza.
A lo imperfecto manda con imperio
que otra forma reciba más perfecta
Virtud que si no ella no posee
cosa de cuantas vemos en la Tierra.
Esta virtud es como cosa propia,
que nadie la disputa, o interpreta
como la del Imán atraer el hierro,
y juntarse con él, quiera o no quiera.
De ella al Médico viene honor perfecto,
y al Artífice triunfos acarrea;
y de esta llave pende el Magisterio
que de nuestro Theatro es la Diadema.
Si conseguirla quieres toma presto
la materia, que arriba tengo dicho,
y el Philosopho explica claramente
en diversos lugares de sus Libros.
En Cisternas estériles, remotas
de la Fuente, buscarla, es perder tiempo,
así como el andar siempre vagando
en materias ajenas del Intento;
Por que este nuestro Arcano nunca tuvo
sino una puerta sola, y así debes
buscarla, como dije, pues sin duda
la hallarás y por ella entrarte puedes.
¿Pero cómo se llama esta Materia,
y bajo de qué Astros podré hallarla,
porque si ignoro el nombre, y donde existe,
será gastar el tiempo sin substancia?
Ya te dije, que es Madre de Metales,
y esta Madre la ofrece cualquier Tierra,
tan abundante que ella está clamando
por dejar la prisión de la Minera.
Esta materia pues, concibe y crece
en el Mineral vientre, hasta que llega
el tiempo de parir un hijo hermoso
de edad y madurez la más perfecta.
También esta materia engendra al hombre;
lo invisible y visible de la Tierra,
y además estos cuerpos como hijos,
con fuerzas muy robustas los conserva.
Es un Hermaphrodita poderoso
que debajo de un Cuerpo es Macho y Hembra
de modo que posee dos virtudes,
dos simientes, dos sexos, y dos fuerzas.
Los Astros le ministran las figuras,
los Elementos su virtud le prestan,
y lo demás restante de su forma
se lo finge por sí la fuerza térrea.
Esta Materia, pues no has de buscarla
(porque sería esto una chymera)
sólo en España, en Indias, en Italia,
o en las Tierras de Lybia tan desiertas,
porque además de hallarse en todas partes,
nuestra Tierra la ofrece a manos llenas,
y es muy común el verla cada día
en cualquiera paraje que se quiera.
Las más veces por Calles y Plazas
los Muchachos jugando están con ella,
y es cosa despreciable al que no sabe
la virtud poderosa que en sí encierra.
El conocerla es cosa que concede
a muy pocos el Alto Soberano,
y con razón pues, suele ser Trofeo
de manos de hombres locos o de fatuos.
Siendo así que es más noble que el Cuerno
del gran Rhinoceronte decantado;
Verdad es que así este como aquella
nada sirven al vulgo necio y vano.
Pero lo que es peor y más sensible
es, el que en las quimeras los malvados,
mezclando lo profano, y lo divino,
lo superior, lo vil y lo más bajo.
Despiden de sus manos con desprecio
la cosa más preciosa en tanto grado
que no hay cosa ninguna que la iguale,
si se la pone de virtud en acto.
Y qué Materia es esta saber quieres?
lo diré por no verte mendigando:
Es substancia salada; es Agua seca
Licor de todo espíritu adorado:
Aceyte no criado, incombustible,
por más que el Dios Vulcano esfuerce airado
las fuerzas más atroces de su fuego;
pues se ve que es inútil, frío y vano:
Es la lave admirable que abre sola
de la Naturaleza lo cerrado:
La que conforme a sí lo vuelve todo,
que es la cosa más grande que yo hallo.
Recién sacada pues nuestra Materia,
aunque de impuros miembros es dotada,
y se nos muestra cruda, e indigesta,
posee una virtudes harto raras.
El vientre corrompido enmienda y cura;
las entrañas corruptas también sana;
Sustituye una carne nueva, y pura,
quitando la que estaba ya dañada;
destierra el mal olor, y aliento infecto
y es común Medicina, y muy barata
para el rico, y el Pobre, y cuantos quieran
conservar hasta el fin vida muy larga.
Por lo que toca al nombre que posee
digo que tiene varios y es llamada
Piedra, Moderación, Gobierno, Freno,
De los Reynos, Imperios y Monarcas.
De nuestra triste vida es el Consuelo,
a quien es acreedor el pobre y rico:
es obra de Mujer de corto precio,
y un juego de muchachos, o de niños,
y aunque envuelta con lodo y con estiércol
el pie la pisa en Calles y Caminos,
no obstante por su Rey la reconoce
de lo siete Metales el Concilio.
Esta Materia, pues, no conocida
en el Mundo, y envuelta en el olvido,
que incluta, estéril yace, y sin honores,
Ilustrarla, si puedo, es mi designio.
Así por mi presente Testamento
daré no poca luz, aunque en concisos
términos; pero claros que contengan
lo ameno de sus frutos infinitos.
Debes saber también que en nombre propio
es hija, (y aún en rostro parecido)
de Calcanto Adivino tan anciano
que al MLLVIORTU tuvo su principio;
Con cuyo nacimiento tuvo el Arte
de la CHYMIA su origen tan sabido,
cuando halló a su Mujer Vulcano ardiente
con Marte en Adulterio prohibido.
Si de esta dicha Virgen o Doncella
adquirieres la sangre, humor cruento,
y la nevada, o seca de aquel Ave,
una corona Real tienes en premio;
porque siempre rodea Lympha blanca
la Yema de color pajizo claro
Pero ¿hacia donde voy? ¿No es suficiente
el haber la Materia declarado?
¿No basta que su nombres se haya dicho,
y dónde puede hallarse sin trabajo?
Paréceme que sí, y así prosigo
con el asunto antes principiado.
De los vanos Sophismas huir debes,
de aquí en adelante, si acertar deseas,
sin andar por rodeos, que te aparten
del camino derecho, que ya llevas.
Toda clase de hierbas da de mano;
los cuerpos de Animales brutos deja,
si buscas con cuidado nuestra Piedra,
la carne, ni la sangre aprovechan;
ni los menstruos, que de ella se separan;
la esperma humana es cosa horrible y fea;
el estiércol, la orina, no le sirven;
ni la lana lo da de las Ovejas.
Tampoco lo darán las secundinas
de mujer, ni se halla en verde hierba:
El fruto corresponde a la simiente;
y así quien Mierda siembra, mierda siega.
No menos sudará, mas sin provecho,
el que en la Plata u Oro, le desea:
La Materia ha de ser más digerida
que Plata y Oro y de mayor pureza.
Para que con su fuerza muy aguda
penetrar los Metales todos pueda,
transmutando o mudando cualquier de ello
en Plata u Oro, como se apetezca.
Pero el Oro vulgar en nuestra obra
no entra; antes bien el que se emplea
Philosophico es, y este se saca
de solo su Mercurio. Esto se advierta.
Con este extracto, pues, solo teñimos:
con él se hacen cosas estupendas,
como es el trasmutar en muy perfectas
las cosas que antes eran imperfectas.
Este es el punto, pues, este es el medio
de que se vale la Naturaleza
en separar lo puro de lo impuro,
y el que sigue sus pasos nunca yerra.
Por otro lado los Metales todos,
perfectos o imperfectos aunque sean
son incapaces de admitir las veces
del Extracto, que arriba dicho queda;
porque destituidos de alimentos,
y Semen genital, que vida presta,
no pueden engendrar su semejante
como muertos, y llenos de impurezas.
Y como en sí no tienen modo alguno
(que esta virtud ausente se lo niega)
para poder curarse de sus males,
de otra parte es preciso que les venga.
Ultimamente el dicho nuestro Extracto
mineral, vegetal virtud encierra,
y si quieres que todo te lo diga
contiene al virtud de los Planetas.
alas virtudes de todos juntos tiene
y mediante las cuales cosa es cierta
que en los cuerpos humanos hace cosas
maravillosas raras y estupendas.
Ya tienes la Materia, hija de Phebo
o la Materia Ælherea de la Piedra:
de aquí en adelante, pues, tu que lo buscas
es menester procedas con gran cuenta.
Los notorios vestigios, o pisadas
de aquel Verde León es bien que tengas,
y si a tus manos vienen (Dios mediante)
gran parte tienes de lo que deseas.
Pero porque no yerres decir quiero
(por que llegues al fin de la carrera)
lo que debes hacer después que tengas
a la mano dispuesta la materia:
El separar lo puro de lo impuro
es la cosa más sabia, y la primera:
así, pues, la Materia bien purgada
de toda crasitud es bien que sea:
sublimada también como se debe,
tan sutil que teñir puedas con ella,
penetrando los cuerpos, y sacando
el Alma, o los espíritus, que encierra.
Esto acabado, pues, y bien purgada
del modo sobredicho la Materia,
podrás sacar después estas dos cosas,
o el Arcano, que dentro de sí encierra.
Que son Sal Mercurial, así llamada
en la Philosophia más secreta,
y en la forma de óleo el Sulphur rojo
pesado y abundante de excelencia.
En la Sal, pues, se oculta todo Arcano,
y si esta la disuelves, cosa es cierta
que podrás penetrar lo más secreto
del Templo más sublime de Minerva.
Esta es aquella hermosa Aguila blanca
que del Rubio León es la Parienta,
este es aquel esposo blanco y rubio
que tiene de oro puro la cabeza.
Pero de aquesta dicha Aguila blanca
no es necesario tomes todo el Cuerpo;
toma de él lo sutil, lo más jugoso
por que lo espiritual es más perfecto;
quiero decir que tomes sus chrystales
que en candor aun a la Nieve excedan;
tampoco del León rojo ha de tomarse
el cuerpo todo, solo el Jugo sea
interior de su sangre rubicunda
o Sulphur bien purgado de impurezas:
el principal trabajo solo es este
y la industria más útil y perfecta.
De la cual si no usas como debes,
sacando sus entrañas con destreza
te digo con verdad , que así este Sulphur
como la Sal de nada te aprovechan.
De la Sal el Mercurio ha de salirte,
que en la Philosophia más secreta
se llama leche virgen, Blanca Nieve
y es la única llave de esta Ciencia.
Del Blanco y Rubio he dicho bastante
sobre el modo de hacer los dos Extractos:
siguiendo con el Arte tan sagrada,
hablaré sobre el modo de juntarlos.
Digo, pues, que llegando a tal extremo
que Sal y Sulphur bien purgado tengas,
mediante Dios y auxilio de la Ciencia
a la unión de uno y otro ya procedas.
De los Philosophos observando, el peso,
el cual Naturaleza bien demuestra
por que cuando ya tiene lo que basta
casi con su dedo lo demuestra.
Unidos uno, y otro como he dicho
con Hermético Sello bien cerrados,
en el grado que sea conveniente
se les dará un calor tan moderado
como el que la Gallina da a sus huevos
cuando está sobre ellos empollando;
o el que suministra el vientre al feto
al paso que este crece, y va formando:
Porque si el dicho Fuego no le riges
con la prudencia que requiere el caso,
ciertamente será trabajo inútil,
y el cuidadoso afán mal empleado.
El Tálamo cerrado, y los dos juntos
un esposo y esposa tan amados,
ella blanca y hermosa cual la Luna
y él rubio como Apolo Soberano.
Humilde a Dios le pide te permita
mediante que tu fin es bueno y santo
en gloria suya, y útil de los Pobres,
ver aquel Matrimonio consumado.
Con esto en breve tiempo, Dios mediante,
verás la estrecha unión de estos casados,
y de resultas un Ethiope Negro
o Cuervo negro la cabeza alzando.
pero ante todas cosas debes tener
un gran estudio, o el mayor cuidado
en no abrir las ventanas chrystalinas
del Aposento, que ha de estar cerrado,
hasta que ellos hubieren concluido,
y de color se vistan encarnado,
pues la quietud les es muy conveniente
para engendrar su hijo asimilado.
Así, pues, el despertar la Esposa
del principiado sueño, y del descanso,
y aun tocarla, no siendo muy preciso,
el Philosopho Rey nos lo ha vedado.
En suma estas dos cosas bien cerradas
se oprimen, y se angustian en el vaso
de modo que en fatiga semejante,
no teniendo otro refugio en calor tanto;
empiezan a sudar, y los vapores
más sutiles se elevan a lo alto,
y al paso que se va aumentando el fuego,
se va la copia de estos aumentando.
Eres Huerto cerrado (así lo canta
la Real Sabiduría, el Rey más Sabio)
Fuente sellada, Flor del Huerto ameno
y Manantial que baja del Líbano.
Levántate Aquilón, Austro levanta,
y los dos id mi huerto ventilando,
ventilad y soplad, pues de este modo
irán suaves aromas rociando.
La voz del dulce Amigo estoy oyendo
sobre los Montes salía, y los collados;
semejando al Cabrito cuando viene
retozando después de haber mamado.
En el vidrio encerrados los dos juntos,
verás un admirable movimiento:
ya suben desde el fondo a lo más alto,
y ya de arriba bajan a lo extremo.
No es menos admirable el ver que unidos
se mortifiquen y aun matarse puedan;
que despues resuciten, y podridos
adquieran la Negrura más perfecta.